Renovando la enseñanza musical: El papel del maestro de Música en la era del constructivismo.

Por: Eduardo Iván Caamal Rodríguez

A lo largo de mi carrera como Maestro de Música y Coordinador Pedagógico, he sido testigo de la evolución de la metodología de enseñanza, pero lamentablemente no la he visto aplicada en las aulas donde se enseña música, por lo cual abogo por un cambio necesario en la forma en que impartimos música a las nuevas generaciones.

Para comprender mejor este tema, lo abordaré a través de mi propia experiencia, tanto como estudiante como maestro. Una de las tareas más desafiantes como maestro fue explicar a una nueva generación de estudiantes, niños entre 4 y 11 años, la forma correcta de tocar el piano. Con mi formación musical avanzada, no podía pasar por alto aspectos como la técnica pianística, la interpretación, la teoría musical y el solfeo. Sin embargo, enseñar todo esto como parte de una academia de música resultaba complicado debido a las limitaciones de tiempo, especialmente considerando los eventos musicales en los que los alumnos debían participar periódicamente.

No deseaba recurrir al método de imitación, que consistía básicamente en tocar una pieza musical y que el niño la repitiera. Mi objetivo era que mis estudiantes comprendieran la música. Por ello, decidí estudiar una licenciatura en pedagogía para entender mejor las metodologías de enseñanza. Me di cuenta de que actualmente se enseña música principalmente a través de la metodología conductual, la cual implica obligar a los alumnos a realizar ejercicios una y otra vez, premiándolos si lo hacen bien y castigándolos si no lo hacen correctamente; era evidente que este enfoque no conduciría al verdadero aprendizaje.

Tras comprender esto, me propuse encontrar una manera efectiva de enseñar, y así descubrí el constructivismo. El constructivismo es una corriente pedagógica que enfatiza el aprendizaje activo y la construcción del conocimiento por parte del estudiante. Este enfoque no solo anima a los alumnos a explorar, descubrir y crear, sino que también fomenta el pensamiento crítico y la expresión individual. Por ejemplo, en el caso de enseñar la postura redonda de la mano en el piano a un niño de 5 años, el constructivismo sugiere que el nuevo aprendizaje se inicia a partir de un conocimiento previo. Así, se puede comparar la manera en que se agarra una pelota pequeña con la posición redonda de la mano en el piano.

Al comprender esta analogía, el alumno asimila la nueva información y la aplica. La música, como lenguaje universal, debe enseñarse de manera que refleje la diversidad de las mentes creativas que llenan nuestras aulas. Abrazar el constructivismo implica abandonar la rigidez de los métodos clásicos y adoptar un enfoque más interactivo, donde los estudiantes no solo absorban información, sino que también participen activamente en la construcción de su comprensión musical. Durante mi experiencia como maestro, he observado resultados significativos al implementar estas nuevas estrategias. Los estudiantes se involucran más profundamente, descubren conexiones entre géneros y estilos musicales, y encuentran su voz única en este mundo musical. La renovación no solo reside en las partituras, sino en la forma en que guiamos a los aprendices de músicos hacia la autenticidad y la apreciación

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